viernes, 23 de julio de 2010

                           

El viaje dura cuatro días. A la llegada a Nauta se incorpora más gente procedente de la ciudad I. La lluvia nos acompaña durante el primer día, el cielo gris casi todo el viaje. El barco va haciendo paradas a lo largo del Marañón, descargando hielo y cargando pescado, en otras madera o simplemente ante la llamada de cualquier viajero que quiere abandonar esa orilla del río para dirigirse a Yurimaguas. Durante la cena del último día dejamos el Marañón para navegar por el Huallaga, siguen sin verse estrellas en el cielo sólo la selva pasa ante nuestros ojos como un travelling infinito, interminable. Durante las paradas grupos de niños suben al barco para ofrecer comida y fruta, también para vender monos o loros.

Amanece, es el último día faltan como 12 horas para llegar a Yurimaguas. La espesa niebla cubre el río y los árboles van apareciendo poco a poco como una línea desdibujada que se pierde en el horizonte.

“Entonces el viento silba o broma o llora y dice los nombres silenciosos de las rocas, los árboles, los cañaverales y los juncos, y todos los secretos de cada uno de los rincones de las casas... Y cuando esto ocurre en la noche de tu corazón se abre la rosa más imposible y bella -no la tan buscada rosa negra de los expertos, sino la cristalina rosa de los vientos: la flor que invita a huir.”

Puerto Masusa

Después de abandonar el lunes por la tarde la ciudad I me dirijo a Puerto Masusa. Los grupos de trabajadores cargan y descargan barcos. Se esfuerzan en subir una pendiente de tierra y arena llena de plásticos, cables y papeles. Está nublado, cuando el barco zarpa para dirigirnos a Nauta una lluvia fina comienza a caer.

domingo, 18 de julio de 2010

Chullachaqui


Mientras tomo una cerveza en el bulevar de la ciudad I, el señor J se sienta a mi lado y se interesa por el motivo que me ha llevado a la ciudad. Le explico que sólo es una necesidad de observar-huir. Me indica que me vio en el congreso, le insisto que sólo quiero ver las cosas, que para beber del cáliz de madera tengo que estar absolutamente convencido de la mano que me lo ofrece. Me da una dirección, a las 21'30 de la noche en la calle M1262. Son las 20'30 regreso al hostal cojo la cámara y hablo con Tania ella también se hospeda allí, no pone reparos y me acompaña.

Llegamos y esperando estaba el señor J, un brasileño que realiza ese tipo de ceremonias a las que la gente acude para sanar todos los males físicos y del alma.

Es una habitación pequeña con una mesa en la que hay tabaco, botellas y diversas estampas de vírgenes. Encienden los mapachos y la habitación se inunda de humo, uno de los ayudantes ofrece la bebida a cada uno de los asistentes que ocupamos esa habitación. Apagan las luces.

Los cigarros comienzan a dibujar figuras en el aire como  un universo de luciérnagas que danzan al ritmo de las canciones.

“gloria, gloria al padre al hijo aquí son tres personas limpiando tus males, curando enfermedad todos tus tormentos a tu criatura entrego mis oraciones para curar tus enfermedades”.
Son las 2'30 de la madrugada, nos despedimos una vez finalizada la ceremonia. Regresamos

martes, 13 de julio de 2010

Me mira.


Por la mañana temprano decido ir a un pueblo cercano a la ciudad I. Agobiado por los motocarristas que esperan que la gente de la ciudad pisen las aceras para ofrecerles llevarles a cualquier parte, hago el trayecto en autobús.

El cobrador grita a la gente las paradas

-Suba, suba, suba
-Baje, baje, baje

El conductor mantiene encendida la radio:

"como cada noche desperté
pensando en ti
y en mi reloj todas las horas vi pasar
por que te vas

todas las promesas de mi amor se irán contigo
me olvidaras, me olvidaras
junto a la estación yo llorare igual que un niño
por que te vas, por que te vaaas

bajo la penumbra de un farol
se dormirán
todas las cosas que quedaron por decir
se dormirán

junto a las manillas de un reloj
esperaran
todas las horas que quedaron por vivir
esperaran"



Belen. El niño y el mono

Al día siguiente de encontrarme en la ciudad I decido visitar Belén. Ando la ciudad, mis oídos se llenan de voces, del ruido de los motocarros que recorren sin descanso las calles.

-Le llevo señor.
-Mister
La corriente me lleva a través de los mostradores de madera hinchada, cubiertos por un techo de chapa metálica ondulada. El policía me dice:

-¿ quiere ver los animales?
Le contesto que bien, y me siguen a todas partes.
Descubro la mirada del niño y el movimiento lento, ralentizado del pequeño ser que me interroga con sus ojos. Disparo.

viernes, 9 de julio de 2010

Los no lugares. La huida

Llego a la ciudad L son las cinco y media de la mañana. Realizo los trámites de las distintas aduanas, cambio dinero, saco dinero, desayuno, almuerzo. Espero el vuelo a la ciudad I. Amanece en la ciudad L que aparece encapotada por un bruma que dicen que es natural en esta época del año. Mientras espero el embarque, el azar me hace compartir el ascensor con una chica que me pregunta ¿Por qué vas a la ciudad I?

“En su frente había, creo una especie de lechuza. Me pregunto si llovía, yo le hable de la montaña de esmeralda”.

Es americana, se ha dedicado desde hace más de viente años al estudio de la medicina natural, ¿vas al congreso?

-no sabia nada de un congreso-

-comienza el sábado-

Salimos hacia la ciudad I, atravesando la espuma blanca que cubre todo el cielo. Descubro el sol. Las montañas de hielo. Y llegando a la ciudad I, el río.

jueves, 8 de julio de 2010

Los no lugares

Salgo de la ciudad sobre las 17'30 horas destino otra ciudad. Durante la espera recorro la terminal, y paro a comer un bocadillo de jamón al lado de un señor que lleva kipá, el embarca por la puerta 64 destino Tel-aviv.

Mientras espero la salida a la ciudad L entablo conversación con una señora boliviana y un matrimonio peruano. La señora boliviana explica que le ha sido imposible llevar ropa, el sobrepeso le costaba cerca de 60 euros -con ese dinero alimentamos a una familia en bolivia-. Al matrimonio peruano le parecía una exageración el precio de los hoteles en España.

En los no lugares se permiten furtivos cruces de miradas de personas que jamás se encontrarán, aguardamos cola , ya no los he vuelto a ver.